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Encabeza el Presidente de la República, Gral. Lázaro Cárdenas, la ceremonia luctuosa en honor a los “Mártires de Uruapan”

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La mañana del martes 20 de octubre 1936, el Presidente de la República, General Lázaro Cárdenas del Río, acompañado del gobernador del estado, General zapatista Gildardo Magaña, arribó a esta región con el objetivo de realizar una gira de trabajo, ya que entre sus metas estaba impulsar el desarrollo y progreso de Michoacán.

De esta manera, el Tren Olivo donde viajaba el General Cárdenas y su gabinete, así como funcionarios estatales y su estimada esposa Amalia Solórzano, llegó procedente de la ciudad de México hasta la estación de Pátzcuaro y luego a Santa Catarina, lugar que sería en lo futuro el punto del ramal ferroviario que conduciría a Zihuatanejo, Guerrero.
El lujoso tren presidencial siguió su camino rumbo a Uruapan. Sin embargo, el Presidente de la Nación se bajó en Santa Catarina y abordó un automóvil que las autoridades locales le tenían listo para llevarlo hasta Taretan, aunque dada la importancia que tenía para Cárdenas el diálogo directo con los pobladores, durante su trayecto se detuvo en varios lugares a fin de darse cuenta personalmente sobre los avances alcanzados del ramal.
Del mismo modo, durante su visita a dicha geografía recibió comisiones de obreros, campesinos y trabajadores procedentes de Ziracuaretiro, Tingambato y San Angel Zurumucapio, quienes se quejaban del actuar del gobierno de Taretan y requerían ser escuchados; por tal razón solicitaban su intervención para solucionar sus demandas. Como es conocido, Lázaro Cárdenas los atendió cortésmente y al final ofreció apoyarlos desde el ejecutivo federal.
En resumen, después de pisar el suelo taretense, el resto de la mañana y tarde de aquél martes 20 de octubre, el General Cárdenas se ocupó en inspeccionar los trabajos que desde hacía algunos meses se venían llevando a cabo en el ramo ferroviario en construcción que -como se explicó- uniría esta región con el puerto de Zihuatanejo, Guerrero; y cuyo primer tramo estaba totalmente construido y listo para el tránsito que llegara hasta la Hacienda de Terranato, cerca de la hermosa población cañera, Taretan.
Por cierto, olvidaba decir que mientras el Presidente de la República se quedaba a hacer el recorrido desde Santa Catarina y luego marchara rumbo a Taretan; su esposa Amalia Solórzano, acompañada de algunas damas de su amistad que venían con ella desde la ciudad de México, continuó el trayecto del tren presidencial hasta Uruapan, alojándose ese mismo día en su residencia particular que tenían los Cárdenas Solórzano, situada en la Avenida Emilio Carranza número # 1, donde el día de hoy se ubica un amplio estacionamiento de mucho fondo, que sale a la calle de Madero. De hecho, aquella fue la casa que Cárdenas tuvo en Uruapan cuando fue presidente (una casa con una hermosa fuente, cantera y de construcción fina).
Continuando con la gira del Presidente de la Nación; al día siguiente, justamente el 21 de octubre de aquél año, el General continuó su programa actividades, y en compañía de un grupo de colaboradores, políticos locales y amigos de esta ciudad, se dirigió a la Quinta “Josefina Ruiz”, a fin de dar constancia de las innovaciones que se estaban haciendo en la antigua quinta del Lic. Eduardo Ruiz, y las que se emprenderían, toda vez que, como sabemos, su gobierno federal, por recomendación del Padre del Arbol, Miguel Angel de Quevedo, adquiriría el esplendoroso lugar para convertirlo desde noviembre de 1938, en el Parque Nacional “Barranca del Cupatitzio”.
Acto seguido, al concluir su visita a la Quinta “Josefina Ruiz” y a sabiendas de la relevancia republicana que tenía el acto luctuoso que anualmente se efectuaba a la memoria de los Mártires de Uruapan y por Decreto Presidencial; Cárdenas, como jefe de la nación hizo acto de presencia en la sencilla ceremonia que se les rindió; donde figuró en la primera guardia de honor ante el monumento a los Mártires de Uruapan, junto con representantes de los niveles de gobierno estatal y local; para también permitirse depositar una ofrenda floral en el monumento, en honor a los cinco republicanos acaecidos en un día como éste, pero de 1865: José María Arteaga, Carlos Salazar, J. Jesús Díaz, J. Trinidad Villagómez y Juan González.
La ceremonia inició a las 10:45 de la mañana, fue organizada por el alcalde Roberto Cerda Espinoza y empleados de su gobierno. Se llevaron a afecto los honores correspondientes a los defensores de la Patria y en su momento el Jefe del Ejecutivo Federal observaba atento la belleza que imperaba en el obelisco que fuera inaugurado el 21 de octubre de 1893.
Ese día el estadista Cárdenas del Río con respeto y solemnidad cantó el Himno Nacional, y escuchó con sentimiento cuando una banda viento ejecutó la célebre melodía escrita por el General Vicente Riva Palacio -al finalizar la guerra contra los franceses e intervencionistas-, titulada Adiós, Mamá Carlota: “Alegre el marinero, con voz pausada canta, y el ancla ya levanta con extraño rumor, la nave en los mares, votando cual pelota, adiós Mamá Carlota, adiós mi tierno amor (…)”.
Así, Lázaro Cárdenas, nuevamente en este edén michoacano, a quien llamara “La Ciudad con Aroma a Café”, una ciudad donde cosechó no pocas amistades y sembró obras urbanas, educativas y de progreso; sería uno de los pocos presidentes de nuestra nación, que han asistido al acto luctuoso de los Mártires de Uruapan, en un 21 de octubre, ya que los que han estado en la ceremonia republicana, liberal, han sido como funcionarios de estado o de primer nivel de gobierno, entre ellos recordamos a dos: Don Luis Echeverría Alvarez, quien vino en 1960; y más recientemente José López Portillo, el que representó a Díaz Ordaz, en 1971.
Hoy para reflexionar, el acto más que ser una ceremonia luctuosa, liberal y de respeto a los forjadores de la soberanía republicana que hoy gozamos, a la herencia juarista, se ha transformado en un acto político de notable protagonismo, en un desfile de egocentrismo, bufonerías, acuerdos y hechos chabacanos, y a veces hasta de irrespetuosidad, donde concurren sectores sociales, maestros, colonos y/o agrupaciones que buscan ser escuchados por el gobierno en turno.

Referencia: “El Luchador, el semanario de la información y la verdad”, año V, tomo IV, número 246, Uruapan, 25 de octubre de 1936.

Centro de la ciudad, 21 de octubre de 2020, en el “L Aniversario Luctuoso del General Lázaro Cárdenas”.

Texto, Sergio Ramos Chávez, Cronista de la Ciudad de Uruapan.

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